Reconstrucción
Sí, niña doliente, recibiste aquella luz aunque apenas la recuerdas por lo efímera que fue; tu mente guarda unas pocas cosas de esos días, una habitación de una noche, una pila bautismal de una pequeña iglesia de techo de madera. Pronto llegó el conflicto, las sonrisas se evaporaron, tus palabras se escondieron y solo salió un balbuceo intermitente apenas entendido, cómo podría ser distinto ante el terror de aquel sótano, de ese balcón de palo enclenque, o de ese lavadero de metal al fondo del callejón. Los días de los bombardeos no tardaron en llegar, tus palabras escondidas volaron como el Huáscar, las esquirlas cayeron por toda Lima, en sus millones de cables telefónicos que conectan almas de gelatina que dieron la mejilla tal cual se dice en aquella Biblia. La guerra terminó con esos muros, tan altos, tan inexpugnables, derruidos ante la vil capitulación, mil gritos a la nada, pero tú, niña sobreviviente, te amparaste en los escombros. ¿A dónde te llevaron tras la guerra? Esa casa grande toda vacía que esperaba ser habitada te recibió a ti, a varios otros, pero fue demasiado triste, sus corazones eran como rompecabezas con piezas perdidas, incompletos, parchados como se pudo. En toda la ciudad las esquirlas de tus palabras, niña pequeña, ¿dónde estarán todas ellas? Te prometo que las buscaremos a todas sin descanso, cada una es una lágrima, una gota de tu sangre, cada una es tu alma que se reconstruye. Cuando terminemos ya no tendrás que esperar a esa vieja luz nunca más
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una luz que apenas pudo ver
puertas que se cierran
las idas y las vueltas
sonrisa que se evapora
palabras que no salen
en ese sótano unos restos
un balcón un palo enquencle
trozo baladí
en un lavadero de metal
corazón que late
en cada fragmento esparcido
alma de gelatina
en los millones de cables
unos fragmentos están atados
en esa mesa de noche
guardas los guijarros
una mejilla que se dio
tal como enseña aquella Biblia
aquella
un mareo en esos muros
calle de altiplano
tan altos tan inexpugnables
que guardan las esquirlas
de la guerra ya perdida
mil gritos a la nada
casa grande
toda vacía
esperando ser habitada
en un año o tal vez dos
espera, siempre espera
en toda Lima los pedazos
¿dónde estarán todos ellos?
obsesión por buscarlos todos
cada uno una lágrima
alma que se reconstruye
que ya no espera
nunca más
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