El primero de ellos

Allí se quedó el cuerpo inerte, con el velo del templo herodiano roto en dos y los cielos en tormenta. La cruz es la señal máxima de humillación de un Dios todopoderoso que queda expuesto a la vergüenza; el creador de todo que llegó a esos extremos en su afán de desatar el nudo de la expiación del pecado que pedía sangre y muerte. "Baja de esa cruz si eres Hijo de Dios" le decían burlonamente. Lo podía hacer. Pero más allá de eso, Dios llegó a ese punto porque quiso tender puentes, dar la mano a la humanidad, caminar nuestras sendas en una secuencia constante de vejaciones que aceptó porque es el camino a recorrer cuando queremos salvar algo de una manera definitiva, sin dejar cabos sueltos. Se dio por nosotros sin miedo, a pesar de Roma, la opresión y el propio pueblo judío. ¿Quienes dan la vida y andan nuestras rutas? Pocos. Dios, el primero de ellos.

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