A Gema

Suena, melodioso, un piano, llenando el metal y el vidrio
de códices armónicos, mayestáticos, románticos
mientras tú, en tu lecho, duermes con este amanecer
y sueñas, y te observo, calmada, y abres tus ojos
y te quiero.

Y yo, hoy, me saturo de lo especial, de mis recuerdos
de esperanzas ausentes, de esas voces figuradas
que no tocan lo sensible. Me saturo, gracias a Dios
de ti y de los cielos, de amor puro que no desaparecerá
nunca jamás.

Eres presa de la fiebre hoy, invernal día mío.
Estás acostada, débil y repleta de soledad,
pero protegida por lo divino, por lo realmente existente
mientras mi corazón en sus rincones cubiertos de miedo
esos que no quieren mostrarse a nadie
te idolatra, te adora
te compara con las estrellas azules de Andrómeda
con el verde fulgor del universo
expresado en un árbol o en unos ojos
mientras miro al cielo de Lima que llora la lluvia
y le agradezco a Él, por dejarnos estar juntos
día tras día, minuto tras minuto
hasta el final.

Hoy mi mundo es tuyo, hermanita mía
mi espacio lozano, la gracia celeste, mi paz
y sólo hoy, por fin reconozco
grátamente, casi con júbilo
que sin ti, sin tu adolescencia
literalmente moriría
mi vida se agotaría
como se acaba la esperanza
del ser que ama a un imposible
a sabiendas.

07092000

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